Le contaré un par de cosas, que quizás no sean un secreto del todo, pero igual quiero compartirlo. Empezaré por su sonrisa. ¡Que sonrisa tan bonita posee usted! Podría vivir en ella, acompañado de ese par de hoyuelos que se forman en la comisura de tus labios. Todo en mí se derrite al verle sonreír. ¿Y qué le digo de su risa? Su risa es la melodía más hermosa que he escuchado, creo que nunca podría cansarme de ella. Escucharlo reír es un placer que doy gracias por poder disfrutar. Y sus pecas... Sus pecas son algo indescriptible para mí, déjeme decirle que son lo más lindo que he visto. Cada vez las veo, tengo que resistir el deseo de contarlas, quiero besar cada una de ellas, contarlas y perder la cuenta, y volver a besarlas otra vez. Y podría seguir hablando, de todo lo bonito que tiene usted, pero prefiero guardarlas para mí misma. Y disculpe mi atrevimiento, pero le diré una cosa más: Creo que estoy enamorándome de usted y eso no me molesta para nada.
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Mostrando entradas de febrero, 2015
Miradas furtivas y sonrisas nerviosas.
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Mis mejillas arden y pican cada vez que estas cerca, me pongo torpe y nerviosa, y no sé como actuar. Tu solo sonríes y me hablas con total normalidad, sin saber las explosiones y los fuegos artificiales que causas en mí. Nuestras conversaciones nunca van más allá de un saludo y una corta plática, tu de una manera tan agradable y yo haciendo todo mi esfuerzo por actuar normal. Agradezco los casuales encuentros, cuando puedo darme el lujo de mirarte cuando no estas viendo y compartir el mismo espacio que el tu, aunque eso acelere mi pulso y tenga que controlar mi sonrisa nerviosa. Es una lástima que tu no te des cuenta, y que yo no tenga el valor de ir hacia ti.