Arriésgate.
La vida es tan corta. Cielos, es demasiado corta. Es como una liga que se estira y se estira, hasta que se gasta y se rompe, puede ser tan frágil y flexible como tal. Entonces, si es tan corta, ¿Por qué perdemos el tiempo? ¿Por qué no aprendemos a vivir? La mayoría de las personas creen que viven, que saben lo que es vivir, cuando en realidad solo existen. Solo están. ¿De qué nos sirven las decisiones racionales si son las irracionales las que nos pueden llevar a la felicidad? ¿De qué nos sirve probar algo que ya conocemos, y algo nuevo? ¿De qué nos sirve irse por el camino fácil, por el camino tranquilo, siempre? ¿Por qué no nos arriesgamos? Deberíamos pensar menos en las cosas. Menos en los pros y en los contra, y más simplemente en vivir. ¿Qué importa si no sabes a dónde te va a llevar el otro camino? ¡Eso es lo divertido! El no saber. ¿Qué importa si hay contratiempos, o si no es tan sencillo? Nadie dijo que las cosas siempre tendrían que ser fáciles. El no saber qué esperar, el dejar de pensar por un segundo, el dejar de analizarlo todo, no es malo. No digo que para vivir no hay que pensar, o que la vida solo es dejarse llevar y no preocuparse por nada. No, eso nunca termina bien. Solo, no es malo arriesgarse de vez en cuando, dejar de estar tan seguro e irte por lo incierto. Vamos, comete errores, elige el camino equivocado y luego encuentra el adecuado, atrévete a hacer o a decir las cosas, disfruta el día. Arriésgate. Aprende vivir.
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