La luna se ha convertido en mi acompañante nocturno, en mi confidente, en mi amiga para cuando el insomnio parece insoportable, la que está ahí aunque no la vea. Si hablaras con ella quizás te diría mis secretos, todo lo que callo, todo lo que pienso en mis desvelos (y mira que son muchos). Quizás, si insistes mucho, ella te revele los sentimientos que guardo hacia ti. O quizás no. Lo más probable es que guarde silencio. Es muy buena para eso. Uno habla, ella escucha, y así funciona. Quizás si logres mirar más allá puedas ver el aprecio que le tengo, por qué incentiva la poesía, el amor, las pasiones. Incluso puede que, en algún momento futuro, podamos sentarnos juntos a contemplarla, a dejarnos llevar por las maravillosas sensaciones que transmite ella con su luz, hacer que desee ser nosotros, mientras somos libres, mientras amamos y nos dejamos llevar por nuestros sentimientos. Quizás puedas aprender a amar la melancolía, la nostalgia, la añoranza, junto a mi.

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